jueves, 19 de septiembre de 2013

Disturb the sound of silence








Nos empezamos de golpe,
nos saboreamos de prepo.

Los Caballeros de la Quema

Hay noches que son como una maldita hoja en blanco, en la que podrían escribirse muchas cosas, pero que casi siempre terminan así, en blanco. Ésta, por ejemplo. Afuera hace un chingo de frío y la humedad parece colarse hasta adentro de mi casa. Me da un ligero escalofrío. Yo no se como hacen los escritores profesionales, porque casi siempre que narran o describen una situación parecen siempre acudir a ellos las palabras justas y necesarias para poner cada cosa en su lugar, a mi a veces me parece que escribo como haciendo una lista: afuera llueve, ladran los perros, suena Charly García de fondo... Cuando eso pasa, me da por creer que un día podré escribir un libro lleno de frases cortas, y ese día será cuando encuentre las frases cortas necesarias que lo inunden.

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Cierro los ojos y te imagino a la luz azul que precede a la mañana. Si tuviera el talento suficiente, escribiría un poema azul que hable de ti, que mencione tu respiración pausada y tranquila; y que dibuje tus párpados cerrados y tu cabello cayendo por tus hombros, cubriendo tu piel desnuda; un poema azul que encierre en cada palabra la esencia de tus sueños. Un poema azul, que no se parezca en nada a este pinche frío que tengo. Un poema azul... Abro los ojos y no encuentro más que oscuridad. Te desvaneces al contacto con la realidad y me conformo con cerrar los ojos para poder verte. Para volver a escucharte. Para volver a sentir el roce de tus manos, mientras finjo que estoy dormido.

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Yo quisiera hablarte de magia y no del bloqueo que tiene mi corazón, como un tumor maligno que no permite que nada entre ni salga. Me faltan las palabras, o a lo mejor es que siempre he creído que están de sobra. Que ya todo está dicho. Pero hoy no encuentro ni poemas ni canciones que me hablen de ti, y mi torpe inspiración se atasca, como un engrane en una máquina oxidada que rechina. Podría decir que eso también duele un poco. Que a mi máquina de hacer magia le hace falta algo más que aceite.
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