Para Dam
"No tendrás que llorar para el mar..."
Liquits
La franja de playa estaba atestada de gente. Así apenas es posible imaginar que hubo un tiempo en el que no se habían construido tantos hoteles, ni complejos habitacionales. A mi me da por pensar cómo habrá sido este lugar hace cien años, pero la visión no me alcanza. Hay lugares que parece que siempre han sido como son, aunque los haya visto transformarse: las calles de mi ciudad, la casa donde crecí... Y en mi mente sólo quedan imágenes, como fotografías borrosas. Muchos de mis recuerdos están todavía guardados en una cinta de VHS que el tiempo enredó y que compuse lo mejor que pude, pero cortando fragmentos que (espero) no eran tan importantes..
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Yo no se que hice en el trayecto que me ha tocado vivir, ni siento que haya sido algo extraordinario, pero siempre he tenido buena suerte. No creo en el karma, ni en el destino, ni en tantas cosas que si las terminara de enumerar, nos da agosto. Ando por la vida como un ciego, tropezándome con todo, a tientas y a la defensiva. Creando monstruos detrás de todas las cosas, perdido en las tinieblas; con los ojos velados por el desengaño y la incertidumbre. Pero siempre he encontrado la forma de seguir la línea, aun cuando esta no vaya siempre por el camino de luz y esté cubierta de espinas. Me he pasado la vida caminando a la orilla de la carretera, sin saber muy bien a donde me lleva o a donde quiero ir yo, cada vez un paso detrás del otro. Sin prisas. Llenándome los bolsillos con las historias que imagino dentro de las paredes que llegan a cubrir el corazón de las personas: historias de miedo y de sobrevivencia, de infinitas tristezas, de soledades y de indiferencias; historias de silencios, de fracasos, de preocupaciones que parecen perpetuas... Pero también hay historias que encierran el esfuerzo de un padre o de una madre, el color de la risa de un niño, el heroismo de defender un pedazo de tierra, la ternura con que labran la tierra los campesinos, la perseverancia de un loco que persigue un sueño, el orgullo en la mirada de las mujeres y los hombres honestos, el amor por encima de cada uno de los actos de la gran comedia humana.
Y entonces puedo encontrar la belleza en los detalles mas pequeños, casi imperceptibles, pero que está ahí, flotando en las nubes y en las flores, y en las alas de los gorriones y de las mariposas...
Y entonces puedo encontrar la belleza en los detalles mas pequeños, casi imperceptibles, pero que está ahí, flotando en las nubes y en las flores, y en las alas de los gorriones y de las mariposas...
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Mientras te esperaba me entretenía removiendo los edificios y el pavimento con la mente, haciendo la playa más larga y más ancha. En lo que ahora son calles y altas paredes con ventanas pequeñas, dibujaba palmeras y espesa vegetación. Con un parpadeo se borraron las palapas y la gente, y se formaron blancas nubes en el cielo, mientras las velas azules de un barco flotaban en el horizonte...
Me senté en la banqueta y cerré los ojos, para poder oir al mar con su eterno canto. Podía sentir al sol besándome la frente. Y cuando te vi venir confirmé que si, definitivamente siempre he tenido buena suerte. La suerte de un gato callejero que vagabundea de noche, en silencio. Un gato callejero que casi siempre anda perdido, pero nunca se ha extraviado. Arisco, desconfiado, cínico, suicida... pero que jamás está solo, porque se que tengo en ti mucho. Y por eso tengo tengo tanta suerte.
Porque estoy vivo.
Porque te quiero.
Gracias.
Me senté en la banqueta y cerré los ojos, para poder oir al mar con su eterno canto. Podía sentir al sol besándome la frente. Y cuando te vi venir confirmé que si, definitivamente siempre he tenido buena suerte. La suerte de un gato callejero que vagabundea de noche, en silencio. Un gato callejero que casi siempre anda perdido, pero nunca se ha extraviado. Arisco, desconfiado, cínico, suicida... pero que jamás está solo, porque se que tengo en ti mucho. Y por eso tengo tengo tanta suerte.
Porque estoy vivo.
Porque te quiero.
Gracias.