miércoles, 6 de junio de 2012

Los fantasmas que anidan bajo la almohada






"Yo nací un día que Dios estuvo enfermo, grave". César Vallejo lo dijo mejor que yo, y no creo que nadie pudiera decirlo mejor que él. Tal vez yo nací un día en el que algunas deidades paganas y esquizofrénicas se confabularon para seguirme y trabarme las piernas cada que intento correr y escapar de la persona que soy. Esa persona que tanto se queja, que tanto espera, que tanto posterga. Esa persona a la que le falta valor para derrocar sus deblilidades, sus vicios, sus tormentas, sus inseguridades, sus tristezas, su gastritis, su insomnio...

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Yo pensé que no era de los borrachos que fanfarroneaban, de los que vomitaban, de los que la cagaban y despertaban al día siguiente con la resaca moral y sintiendo asco de si mismo. Yo pensaba que no era de las personas que la cagaban y culpaban a las demás personas, al destino, a la suerte. Yo creía que bastaba con tratar de ser un poco más condescendiente para ser feliz. Pero la verdad es que no. La verdad es que siempre hay cosas que flotan en el fondo y que esperan tenerte con la guardia baja para salir, cosas que te muerden siempre pero que mantienes a raya desesperadamente para mantenerte estable.
No se si sea demasiado tarde pero lo cierto es que muchas de las sombras que poblaban mis sueños y mis mas profundas pesadillas se fueron materializando en este tiempo. Descubrí que no soy quien creo ser y ahora ya no se quien soy. Y que no se que hacer.

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No tengo con quien hablar, no se si me entiendas. Estoy tratando de decirte algo y francamente creo que algunas palabras sobran. Me cuesta trabajo ser sincero. ¿Cómo hablarte de mi si no se quien chingados soy? ¿Cómo deshacerse de la culpa y del sabor amargo de las promesas rotas? ¿Cómo regalarte el cielo si no tengo más que este vacío inmenso dentro de mi? Yo lo que más quiero es hacerte feliz pero no se como, estoy podrido, roto, viejo. Y no te encuentro, o quizá no se donde buscarte.
¿Cómo deshacerse de los fantasmas que anidan bajo la almohada? Esos que te alacian las pestañas y te escuecen el alma impidiéndote dormir. ¿De donde sacar valor para intentar algo distinto y ser distinto y quizá hacer las cosas bien? ¿Cómo se hacen las cosas bien?

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No soy feliz no porque no quiera, sino porque no soy congruente. Porque prefiero envenenarme a cultivar mi escaso talento. Porque prefiero ahogarme que aplacar la sed. Porque prefiero aguantarme a estallar aunque al final termine estallando. Porque prefiero resignarme que cambiar. Porque prefiero mentirme a tener que enfrentar la realidad. Y la realidad es que va siendo hora de volver a empezar.